Olvido y recuerdo

Dejándo atrás aquella tierra quemada, el joven Niadel caminaba sin rumbo definido, cuatro días y tres noches sin encontrar nada hacían pensar que no se podía buscar a ciegas algo que no conocía, en realidad no sabía qué buscaba. Adentrado en el bosque oscuro, su visión del tiempo y sus recuerdos se difuminaban, pero no era aquel un lugar para descansar y tranquilizar la mente, encontrar la salida, encontrar un lugar que permitiera aliviar aquella sensanción de olvido; así, dió rienda suelta a su oído escuchando el sonido del agua, más adelante se encontraba el fin del bosque y cercano a ello, un lago siendo la culminación de una cascada, eso sí sería refrescante, "¿Refrescante para qué?" Y era cierto que tampoco sabía porqué había buscado un lugar más tranquilo.

Aprovechando la situación de no tener sentido su camino, como la angustia del olvido que comenzaba a sentir, "He pasado demasiado tiempo solo en aquella tierra", decidió lanzarse al lago, acostado sobre el agua mirando el cielo que oscurecía, dejó que la brisa la merciera mientras flotaba, sus párpados se cerraron entonces, parecieron cerrarse tan solo un segundo cuando comenzó a ver rostros reflejados en el cielo, rostros conocidos, pero que no recordaba, entre ellos se vió también a él mismo, pero de espaldas el escenario de la visión o el sueño cambió, era la tierra quemada que había abandonado en busca de aquello que debía recibir, pero ahora no era él quien estaba de espaldas, todos caminaban al contrario de donde el estaba mirando, viendo como ardía todo, los demás abandonaban el lugar, uno tras otro, el fuego aumentaba de tamaño, Niadel no se movía y las llamas le alcanzaban hasta llegar al instante en que no daría tiempo a correr de ellas, y en ese momento, abrió sus párpados; había dormido toda la noche en el lago, sumido en aquel extraño sueño. Salió del agua, se vistió y miró el lago, se encontraba agusto allí, pero no era momento de permanecer más solo, sin las respuestas al menos.

-¡Niadel! -Gritó otra voz conocida a su espalda.

Niadel se giró, esta vez parecía que la voz no salía del aire, exactamente, había alguien allí, alguien a quien conocía, tras dos segundos su mente le dejó verle realmente.

-Nicko, ¿eres tú? -Preguntó Niadel sin seguridad.
-Ya era hora de que te econtrara, no sabía que habías abandonado nuestra tierra -Contestó Nicko.
-Eh, no la abandoné, salí en busca de respuestas.
-¿Sí eh? -Sonrió Nicko- Entonces también has recibido la llamada, ¿verdad?
-Sí, ¿Sabes que es lo que debía de recibir? -Preguntó Niadel.
-No, pero hablaba de una salvación, "todos moriremos, todos nosotros", eso decía -explicaba Nicko-, pensé que tenía que encontraros a todos de nuevo, pero te busqué a ti primero porque sabía que continuabas el nuestra tierra.
-Entiendo, así que volvemos a buscar a ciegas -Sonrió Niadel-, ¿Alguna idea sobre donde ir?
-Espera que piense -se rascaba Nicko la cabeza-, eh, pues no, jeje, pero podríamos volver a la tierra quemada, algo me dice que tiene algo que ver con ello, puede que encontremos alguna respuesta, después buscamos a los demás.
-Sí, yo también siento que tiene algo que ver con ello, pero la verdad es que no encontré nada -contestó Niadel-, pero podemos probar, no hay ninguna idea mejor.

Y tras ese encuentro, lo dos amigos se dirigían de regreso, cuatro ojos verían mejor que dos, era importante encontrar una pista sobre aquel misterio, de momento podían hacer muy poco más que esperar, pero el tiempo no es eterno y la solución parecía estar muy lejos...

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